Debo reconocer que cada año que pasa me cuesta más idear un título para esta entrada navideña sin mencionar la palabra navidad. En esta ocasión, y por tercera vez consecutiva, repetimos modelo -mi admirada Alba Bittersweet-, en un mano a mano sin ninguna otra ayuda. Menos es más.

La idea bastante sencilla: un espacio al aire libre, un tetrabrik de vino, una copa y una tableta de turrón del duro. Elementos que en sí mismos no invitan en demasía al optimismo. Una navidad a la que le hemos querido quitar todo el artificio y el decorado de cartón piedra con que nos la pintan los anuncios y los centros comerciales. Sin falsas caras sonrientes de gente que ni nos va ni nos viene. Una búsqueda de la esencia. Pararse y reflexionar.
Pero puede ser un buen momento para buscar influencias positivas, y apartar de la vida a esa gente negativa que absorbe nuestra energía, para intentar ser arte, y aspirar a crear cosas que puedan recibir tal denominación y para disfrutar del camino que recorremos sin obsesionarnos con llegar a meta.
Y dicho esto, Feliz Navidad y a por el 2018.