Tras la (dura) experiencia de organizar 5 exposiciones a lo largo del año 2012 había decidido que este año me lo iba a tomar con mucha tranquilidad. Pero una cosa son los deseos y otra la realidad. Así que aquí tenéis la primera del 2013: «Pequeños desastres gráficos», una exposición de exposiciones en la que lo novedoso se encuentra en el modo de organizar la muestra.

El título de «Pequeños desastres gráficos» está dedicado al azar, con sus aciertos y sus errores, que rige en muchas ocasiones el resultado final de lo que hago, ya que raras veces me impongo una rutina de trabajo de principio a fin, sino que son las propias circunstancias temporales las que deciden cuál va a ser el resultado final, unas veces con mejor suerte y otras con no tanta.

La exposición supone una reorganización de trabajos en los que se combina la fotografía pura con el diseño gráfico y la creación de microinstalaciones, en un intento de darle un soplo de aire fresco al trabajo fotográfico que se entremezcla con otras disciplinas para complementarlo y enriquecerlo. Desde trabajos en blanco y negro a instalaciones con trampas para ratones, lápices bélicos, la misma niña de la curva o comida que nadie se atrevería a llevarse a la boca. Todo vale para entretener los ojos y pasar un rato divertido.

Así que estáis invitados a pasar por “El pequeño cascanueces”, un encantador bar-restaurante al que merece la pena ir para probar sus deliciosas tapas y su gran selección de vinos, así como disfrutar de la simpatía de su propietario.